ESPAÑA. El cultivo de viñas se ha reducido el 43% en la última década

La superficie de viñedo se ha reducido durante la última década casi a la mitad, el 43%, según los datos que maneja la Junta de Andalucía. Es decir, que se han perdido 3.004 hectáreas de viñas en los primeros diez años del presente siglo, de las 6.954 hectáreas que había a principios de los 2000, ahora quedan en producción 3.950. Esto ha dado lugar a que tanto la producción de uva como de la de vino también sean menores, aunque éstas no se han reducido en la misma proporción que la superficie porque los agricultores están logrando un mayor rendimiento de las cepas. Así, la producción de vino es ahora un 18% menor mientras que la de uva bajó un 13%.

El presidente de la mayor cooperativa de la provincia, Vinícola del Condado, José Lagares, afirma que los factores que más han influido en esta pérdida de superficie han sido la falta de relevo generacional y el fomento de las ayudas europeas para el arranque de viñas. Dos razones que respalda al cien por cien Felipe Romero, presidente de la cooperativa de La Estrella de Chucena y representante de la junta directiva de la organización agrícola Asaja-Huelva.

Lagares explicó que los jóvenes han rechazado el trabajo agrícola y, concretamente, en el cultivo de uva porque en la última década han coincidido dos factores que lo han hecho "muy poco atractivo". Por una parte, el boominmobiliario ofreció a los jóvenes trabajadores mejores salarios en la construcción de los que podían tener con la agricultura. Además, la viticultura pasaba entonces una mala racha con producción sin vender porque "los precios estaban por los suelos", subrayó.

Además el arranque de viñas se favoreció con fondos europeos con cantidades respetables que rondaban los 7.000 euros por hectárea, dependiendo del rendimiento, por lo que los viejos productores no dudaban en dejar yermos los campos respaldados por su prole que no veía una buena oportunidad de futuro en trabajar las viñas.

La crisis económica y el desplome de la construcción han dado un giro de 180 grados a esta situación. Los jóvenes han vuelto al campo, donde se reencuentran con el trabajo que despreciaron hace años. De hecho, la agricultura es uno de los sectores económicos que mejor está aguantando la actual crisis económica. Pero a estas alturas José Lagares no tiene tan claro que se vuelva a recuperar la extensión de antaño, entre otras cosas porque una de las condiciones de las ayudas era que el arranque debía ser definitivo.

Felipe Romero subraya que durante la primera década del siglo XXI los jóvenes "no encontraban atractivos en un sector como el del vino, donde había problemas de producción sin vender, que se llegó a acumular en bodega hasta dos años seguidos. Los precios de mercado no eran rentables de ninguna manera y no se vendían casi nada".

Este revés hizo que los viticultores del Condado onubense centraran su esfuerzo en la calidad. Los bodegueros que se empeñaron en seguir adelante modernizaron las instalaciones para ofrecer al mercado mejor producto. Lagares explica que esto hizo que la comercialización de las bodegas mirará más allá de las fronteras provinciales. Así, Vinícola del Condado ahora llega hasta Rusia, por ejemplo. También ha diversificado su producción con tintos y vinos naranja, entre otros. "Hemos cambiado de chip en lugar de quedarnos anclados en el pasado como ha pasado en otras zonas como las bodegas de Jerez", apuntó.

Vinícola del Condado por ser la mayor cooperativa de la provincia ha sido también una de las que más extensión ha perdido, en la misma proporción que el sector en general. Esta cooperativa con sede en Bollullos cuenta con socios en todos los pueblos próximos como Rociana, Chucena, Villalba, Rociana, Hinojos, La Palma, Bonares, Villarrasa y Almonte. Lagares apunta a Almonte y a Rociana como los términos municipales que peor parados han salido en este aspecto, también eran los dos que contaban con mayor extensión de viñedo. Aunque subraya que todos se han visto afectados por el arranque de viñas.

La cooperativa de Chucena, por contra, ha sido una de las pocas que se ha librado del arranque de viñas. Su presidente, Felipe Romero, señaló que sus socios optaron por la reconversión. Así que solicitaron ayudas para renovar las cepas viejas. Esto ha sido determinante para mejorar el rendimiento al sustituir las plantas más viejas e introducir el cultivo en espaldera, más productivo que el tradicional. Esto ha compensado la pérdida de superficie cultivada.

Los datos relacionados con la Denominación de Origen Vinos del Condado de Huelva han evolucionado en la misma dirección que el sector en la última década. También se ha reducido la superficie amparada, un 49% (2.869 hectáreas menos); sin embargo, la producción de vino que se comercializa con el sello de la Denominación se ha incrementado un 14% en comparación con la que se certificaba una década atrás.

Esto se explica por el empeño que los productores han puesto en la calidad y en incorporarse a la D.O. Vinos del Condado de Huelva. Los cooperativistas onubenses apuestan cada vez más por este vino embotellado, algo que quedó patente en la campaña 2009 cuando la D.O. amparó 115.597 hectólitros de vino frente a los 72.795 del año anterior (2008). Al año siguiente, en 2010 se redujo sensiblemente esta cifra, aunque volvió a superar los 100.000 hectólitros.

En 2011 volvió a descender algo la producción que certificó la DO en un 19% cuando se registraron 27,7 millones de kilos de uva y 90.000 hectólitros de vino.

También el Consejo Regulador de las denominaciones de origen ha desarrollado una ardua tarea durante estos años cuando se han incrementado los vinos amparados con las variedades tintas y los vinagres.