AGRO 2.0

AGRO 2.0 Cuando la economía depende del polen

Mientras llueve, llueve y sigue lloviendo, las otras aguas, las del proceloso mercado del aceite de oliva -ese del que comen unas 110.000 familias en Jaén- bajan lentas. Se están firmando pocas operaciones en las almazaras y cooperativas, las justas y necesarias. Todo el mundo está expectante. ¿A qué? Pues a lo que ocurra dentro de un mes más o menos, cuando la primavera estalle de verdad y se pueda comprobar cómo de 'cargadito' viene el cultivo. Con 66 millones de olivos ahí fuera, resulta bastante complicado hablar en términos generales. Hay decenas de factores que influyen en que las explotaciones se desarrollen mejor o peor, aunque el principal elemento, precisamente el líquido 'elemento', ha sido abundante. Tanto como un espectacular promedio de 837 litros por metro cuadrado en la provincia desde octubre frente a una media histórica, tomando como referencia el último cuarto de siglo, de 582 litros en el cómputo del año.

Todo depende del cristal con que se mire y de quién haga las valoraciones. Hay ingenieros agrícolas que hablan de que el estado de las plantaciones es bueno en general y otros advierten de que el proceso de retallo, de donde salen las flores primero y los frutos después, no está siendo todo favorable. Y es que en función de que haya más o menos aceituna, los precios deberán subir, también, más o menos. En este negocio siempre se trabaja a dos años vista y más si tenemos en cuenta el déficit de oferta de esta cosecha, que se ha reducido un 83 por ciento respecto a la anterior en zonas como Jaén.
Situación 'extraña'
Y es que por muy interesados que sean los mensajes, lo que no termina de cuadrar para muchos es que el kilogramo se esté vendiendo a 'tan sólo' 2,79 euros si la campaña se ha reducido un 83 por ciento. Recordemos que el umbral de la rentabilidad se sitúa entre los 2,20 y los 2,40 euros para la generalidad de los olivares, aunque recientemente un estudio elaborado por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente colocaba este límite en los 2,70 euros. La clave ya se ha apuntado anteriormente. Acudiendo al tópico, calma tensa. Ni se quiere vender, ni se quiere comprar. Esto último es importante porque las últimas estadísticas publicadas por la Agencia para el Aceite de Oliva son muy sintomáticas de lo que está sucediendo. Entre octubre y febrero el consumo interior fue de 205.700 toneladas, lo que supone un 17,2 por ciento menos que en el mismo intervalo del ejercicio anterior (248.400 toneladas). Pero lo más preocupante es lo que está sucediendo con las exportaciones. Las aceiteras españolas han enviado al extranjero un total de 266.900 toneladas, lo que significa un 24 por ciento menos en términos relativos. Para que se hagan una idea, estamos en los niveles más bajos de los últimos cinco años.
¿Cuáles son las causas? El sector insiste en ese juego de intereses que mantiene paralizadas 'las lonjas' y sigue apuntando a que habrá tensiones y que las cotizaciones subirán hasta los 3,30 euros frente a los 2,79 actuales. Esto significaría un alza del 18 por ciento. Lo cierto es que si miramos la evolución prevista en el Mercado de Futuros del Aceite de Oliva -relativamente fiable por el componente especulativo y porque solo se mercadea con lampantes- este 18 por ciento parece verosímil. Ahora mismo se están cerrando operaciones a 2,38 euros, mientras que para vencimientos en septiembre se están manejando 2,75 euros. Estamos hablando, por tanto, de un 15 por ciento más.
Pero hay otro vector no menos importante. La demanda se está reduciendo sencillamente porque el producto cuesta más y hay menos gente dispuesta a pagar lo que se está pidiendo. Ya lo ha advertido el Ministerio de Agricultura. Mientras que los hogares y los establecimientos hosteleros adquieren menos 'oro verde', porque cuesta más caro -los supermercados ya actualizaron sus tarifas al alza el pasado mes de septiembre-, la comercialización de girasol están creciendo porque sale más económico. La crisis está condicionando los hábitos y los presupuestos en alimentación de las familias, cuya capacidad adquisitiva está bajando de forma notable por el desempleo, que en 2013 se cerrará por encima del 27 por ciento en el conjunto del país, según las expectativas del Banco de España, y por los recortes en los salarios, por encima del 8 por ciento.

Fuente: ideal.es

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