AGRO 2.0

AGRO 2.0 CHILE: Industria chilena del aceite de oliva busca ser más eficiente y competitiva

A través de la producción limpia, gestión ambiental y eficiencia energética
Para diferenciar aún más su producto de los competidores internacionales, el sector olivícola chileno, a través de su gremial ChileOliva, ha establecido alianzas estratégicas con organismos internacionales que le permitan ganar mayor competitividad en el mercado. De la mano de aliados como el World Environment Center (WEC) el sector ha optimizado sus recursos con prácticas de producción limpia y eficiencia energética.
Fotografía gentileza ChileOliva
Fotografía gentileza ChileOliva
Desde 2010, la Oficina de Océanos, Medio Ambiente y Ciencia del Departamento de Estado de EE.UU (OES, por sus siglas en inglés) creó un acuerdo de cooperación con WEC, para apoyar al sector privado en el ahorro de dinero y protección del medio ambiente, en especial dentro de las pequeñas y medianas empresas de países firmantes de Tratados de Libre Comercio (TLC) con EE.UU., entre éstos Chile y Marruecos.
El proyecto, financiado por la OES, provee, entre otras cosas, asistencia técnica a empresas participantes para desarrollar e implementar planes de acción de producción limpia y eficiencia energética.
“Como WEC nos dedicamos a buscar sectores que cumplieran con una serie de criterios y requisitos que están definidos, uno por el Departamento de Estado de EE.UU., que tienen que ver con relaciones comerciales y dos, con criterios de WEC que tienen relación con la situación de la industria y algunas características productivas/operacionales que permitieran a priori anticipar un éxito en términos del orden del proyecto”, señaló aPortalfruticola.com José Miguel Lehuedé, consultor del proyecto WEC para Chile.
Lehuedé señaló que el sector olivícola era de alto interés para el Departamento de EE.UU., no sólo por ser parte del sector alimentario, sino también porque es relativamente nuevo, está creciendo y tiene una alta proyección.
“Se hizo la invitación a participar de este proyecto con el fin de que ChileOliva se anticipara a los requisitos de mercado que podrían surgir en algún minuto”, señaló Lehuedé, poniendo como ejemplo a la industria del vino, sobre la cual ya existen ciertos requerimientos para llegar al mercado europeo, como son la huella de carbono y agua.
“Desde el punto de vista de WEC era un sector que, al ser nuevo, no había incursionado mucho en temas de producción limpia y eficiencia energética”, dijo.
El proyecto piloto partió en mayo de 2011. Se seleccionaron 9 empresas del universo de ChileOliva – las que en su conjunto dan cuenta del 70% de la producción del sector -, en un proyecto que consistía en diagnosticar e identificar oportunidades de mejoramiento productivo a través de producción limpia, gestión ambiental y eficiencia energética.
Fotografía gentileza ChileOliva
Fotografía gentileza ChileOliva
“Siendo una industria nueva, donde el grueso de las instalaciones tiene entre 5 y 10 años – los proyectos más antiguos tienen 12 años -, es un sector que plantea altos desafíos para encontrar oportunidades, porque en general la tecnología es bastante nueva”, indicó Lehuedé.
“También había un desafío asociado a la estacionalidad de la operación. Las olivas se cosechan en dos meses de todo el año, entonces las fábricas que producen aceite de oliva operan dos meses y el resto del año es manejo de campo”, agregó.
El proyecto partió enfocado en las almazaras – plantas de procesamiento del aceite de oliva – para luego ampliarse al manejo agrícola, expandiendo el universo de posibilidades y el plazo de estudio.
Dentro del proyecto se hicieron 95 recomendaciones o planes de acción y, a septiembre de 2013 se implementaron 53.
 “Se identificaron varias oportunidades, básicamente asociadas a la gestión energética y también a la gestión de agua. Si bien los consumos de agua tienen que ver en un altísimo porcentaje en los riegos del campo, se identificaron algunas situaciones en la que el manejo del agua no era del todo afinado”, detalló Lehuedé.
“Lo mismo con la energía. Gran parte del consumo energético tiene que ver con bombeo de agua para los campos, entonces ahí, al reducir los movimientos de agua, también se producían reducciones en los consumos de energía”.
Otra oportunidad identificada fue la de la recuperación de producto. Aquí destaca la utilización del hueso o cuesco de la aceituna en la producción de energía.
“Cuando partimos el proyecto varias empresas ya tenían calderas que funcionaban con el hueso, pero había algunas que tenían calderas que funcionaban con petróleo o gas licuado, lo cual generaba costos importantes sobre todo porque son empresas que están lejos y el transporte de combustible elevaba los costos”.
“Se sugirió a las empresas que tenían calderas con combustible fósil reemplazarlas por esta tecnología de caldera de biomasa donde se quema parte del hueso de la aceituna”, dijo Lehuedé, quien agregó que el proyecto también aportó a identificar oportunidades para valorizar el resto del hueso.
Fotografía gentileza ChileOliva
“Para los requerimientos técnicos de las almazaras, éstas consumen solamente el 10-15% del total del hueso que se genera, el resto se acumula. Hoy día en algunas partes se está vendiendo como un combustible natural y renovable a plantas de generación eléctrica”.
“Lo bueno es que el hecho de que el hueso tenga un valor – porque ya adquirió un valor – obliga a las empresas a ser más eficientes también en sus ciclos térmicos (…). Hoy día como tiene un valor se obligan a ellos [las empresas] a ser más eficientes en el uso de sus calderas, de sus equipos térmicos, para tener más excedente para poder vender”, dijo.
 “Otro logro interesante del proyecto – dentro de la inquietud de la producción limpia – resultó en que la industria inició un esfuerzo sectorial que se materializó en la firma de un acuerdo de producción limpia el pasado mes de julio”.
Sector enfocado en la calidad 
En la actualidad, dentro de un mercado dominado por los grandes productores, Chile compite por la calidad Premium de su producto más que por el volumen de sus exportaciones.
“Hoy día ChileOliva está orientado a consolidar su posición en el mercado a través de un producto de calidad y está haciéndose el espacio, diferenciándose de otros orígenes productores donde no se observa tanto la calidad”, dijo José Miguel.
Del total de la producción nacional, el 90% es aceite de oliva extra virgen. Entre 2008 y 2012 los principales mercados de destino para el producto fueron EE.UU., España, Italia, Brasil, Venezuela y Canadá. Sin embargo durante los últimos años las exportaciones chilenas han diversificado sus destinos de exportación llegando en el 2012 a 42 países, entre ellos Colombia, México, Inglaterra y Japón.
El principal destino de aceite embotellado y a granel es EE.UU, país que concentra el 50% de las exportaciones. Le sigue en embotellado Venezuela, Brasil, y Canadá y en exportaciones a granel Italia y España.
Gabriela Moglia, gerente general de Chile Oliva señaló a PANORAMA RURAL que EE.UU. es un mercado difícil para el producto. Al ser el principal comprador mundial de aceite de oliva “la categoría está muy saturada”.
“En Europa tenemos un arancel específico para las importaciones de aceite de oliva chileno,  entonces quedamos un poco afuera. Vendemos mucho a Europa, pero a granel. Lo que hacen ellos es mejorar sus aceites con nuestro aceite y después lo sacan de nuevo como aceite europeo”, dijo.
Gabriela Moglia, gerente general ChileOliva
Gabriela Moglia, gerente general ChileOliva
“El aceite de oliva es un negocio mundialmente muy complejo porque son cinco empresas que manejan todo el negocio mundial. Es muy difícil entrar”, sostuvo.
Moglia indicó que las empresas chilenas han optado por el granel de calidad, “exportar calidad pero a granel”, destacó.
Consultada respecto a los beneficios para el sector de la alianza con WEC, Moglia destacó la introducción de los conceptos de producción limpia y eficiencia.
“Como es un mercado tan difícil y competitivo, las empresas deben ser eficientes. Hay un tema de costos que es muy complejo entonces eso buscamos, que sean empresas más competitivas y más eficientes, que puedan reducir sus costos”.
“Es un negocio complejo,  en que [las empresas] no se pueden dar el lujo de desperdiciar nada, hay que ser muy eficientes y muy competitivos”, puntualizó Moglia.
“Chile está a 5 mil kilómetros del mercado más cercano y no hay manera de bajar esos costos de transporte, entonces las empresas están obligadas a ser eficientes”, señaló José Miguel. 

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