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El girasol tiene un comportamiento aparentemente contradictorio en cuanto a las relaciones hídricas. Su eficiencia en el uso del agua es muy baja: por cada metro cúbico de agua consumida sólo produce dos o tres kilos de materia seca frente a cuatro o siete kilos en los casos de soja y sorgo, respectivamente. Es una planta que controla mal la pérdida de agua por transpiración y la «despilfarra» cuando la tiene disponible en abundancia. Por ello, sus necesidades totales para expresar el máximo potencial de producción son elevadas, del orden de 500 a 650 mm (5.000-6.500 m.3/ha).
Sin embargo, esta baja eficiencia en el uso del agua mejora mucho en condiciones de estrés hídrico (falta de agua), en las que la eficiencia relativa puede aumentar de un 20 a un 50 por
100 porque su fotosíntesis se reduce comparativamente menos que las pérdidas por transpiración. La disminución del rendimiento relativo al faltar el agua es menor que en otras especies, como trigo, patata, maíz, sandía... Por ello, y porque su sistema radicular explora capas muy profundas del suelo, no explotadas por otros cultivos, se la considera una planta adaptada a las
condiciones de sequía, una planta que asegura algún rendimiento en condiciones en las que otras especies no producirían nada, compensando fácilmente los escasos costos que acarrea su
cultivo.
Además, el girasol posee una gran capacidad de recuperación tras un período de sequía, si después se le aporta agua abundante de riego o por lluvia. La fase critica en cuanto a necesidades de agua del cultivo se extiende desde que el botón floral es de unos tres a cinco centímetros de diámetro hasta 10-15 días después del final de la floración. La síntesis de las materias grasas del grano se produce
en la fase final de la maduración, por lo que la disponibiiidad en agua hasta el final (junto con temperaturas no excesivas) favorecerá un alto contenido en aceite. Por todo ello, si se dispone de riego limitado, se recomiendan al menos dos riegos, el primero al inicio del estado sensible, el segundo al final de la floración.
La mejora de las producciones en condiciones de aridez se puede enfocar desde múltiples aspectos: La selección genética busca variedades más tolerantes mediante el método clásico de selección y evaluación experimental en condiciones secas o mediante enfoques más modernos: ecofisiología, ajuste fenológico, incorporación de genes de especies silvestres, etc. La solución agronómica para mejorar los rendimientos en secano es perfeccionar las técnicas de cultivo gastando el mínimo de agua en las labores, sembrando en la época y la densidad más adecuada para cada zona, controlando las malas hierbas, etc.

Fuente: MAGRAMA

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Respuestas a esta discusión

Buenas, me gustaria saber si alguien me puede echar un cable en cuanto a la siembra de girasol. Este año se está retrasando todo a consecuncia de las lluvias y ahora estamos dudando respecto a la enmienda con Boro, no sé si alguien sabe si es necesario o no esta enmienda en el caso del girasol en tierras de secano con abundante piedra (cascajo) le denominamos por tierras de Palencia. Gracias.

Gracias por el aporte. Saludos.

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