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Cada año, el estado de Florida tira a la basura casi 400 mil toneladas de residuos de jitomate. Se trata de una mezcla de frutos dañados o que han sido comidos por gusanos, al igual que la cáscara y las semillas no deseadas de los productos procesados como la catsup. Esta mezcla es trasladada a vertederos, donde puede producir el peligroso gas metano o termina en las aguas residuales.

Un grupo de investigadores de la Escuela de Minas y Tecnología de Dakota del Sur ha encontrado una manera de tratar los residuos problemáticos y convertirlos en algo útil: electricidad. ¿Cómo se convierte un tomate en energía?

Los investigadores desarrollaron una pila de combustible microbiana especial para procesar los residuos y transformarlos en electricidad. Utiliza bacterias para descomponer la materia orgánica en los residuos de jitomate, oxidarlos y generar una carga eléctrica. El proceso también neutraliza los residuos de modo que ya no emitan gases de efecto invernadero.

Como tratamiento de aguas residuales o fuente de energía renovable, el concepto no tendría mucho atractivo. Pero realizar ambas cosas a la vez podría hacer que la energía a partir del jitomate fuera una opción viable para las comunidades agrícolas como Immokalee, la comunidad donde se produce tomate en Florida, la cual genera la mayor parte de los residuos de tomate del estado. 

Esta es una forma posiblemente costosa de procesar los residuos, pero la generación de electricidad haría que fuera más viable en términos económicos. Esa combinación podría resultarle atractiva a las ciudades, que normalmente cargan con la responsabilidad de procesar los residuos agrícolas. Este tipo de enfoque también podría funcionar para otros tipos de desperdicios de productos alimenticios, pero los investigadores encontraron que los jitomates contienen algunos micronutrientes que los hacen especialmente eficaces.

Esas 400 mil toneladas anuales de residuos podrían llegar a generar electricidad suficiente para abastecer a Disney World durante 90 días, de acuerdo con los cálculos de los científicos. En este momento es todavía una iniciativa a pequeña escala. El diseño actual del equipo sólo genera 0.3 vatios de electricidad por cada 10 miligramos de subproducto de tomate.

Pero están trabajando para mejorar el diseño y esperan pasar rápidamente a una mayor escala. Convertir los residuos agrícolas de alimentos en una fuente de energía probablemente no alcanzará la dimensión de algo como la energía solar o eólica. Pero al resolver dos problemas a la vez, tiene potencial de encontrar un nicho en la próxima década.

Al final del proceso todavía residuos de jitomate, que se ven iguales a simple vista, pero han cambiado de manera fundamental. Los componentes químicos de los trozos han sido descompuestos y tratados, lo que supone evitar más emisiones de gases de efecto invernadero. Es solo un fango rojo e inofensivo que tal vez haya ayudado a encender una bombilla en algún lugar.

 

 

 

Fuente: Diario Ecología vía http://www.invdes.com.mx/

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